Este animal es muy querido en todo el mundo y no es de extrañar pues tiene un carácter muy equilibrado amable y cariñoso. Además es inteligente y muy obediente, tanto que es usado para trabajar junto al hombre en distintos proyectos como perros de terapia, tanto de ancianos como personas con espectro autista. También ayuda en labores de salvamento o como perro guía.
Tiene un magnífico olfato lo que le ayuda a trabajar en el agua y
entre la maleza. Además, es un rastreador empedernido que cobra muy bien
la caza acuática aunque no es nada agresivo.
En familia será dulce tranquilo y equilibrado. Es muy amigo de los niños pero también de los desconocidos con los que es cariñoso y encantador así que no te va a servir como perro guardián. Es fácil domesticarle.
La raza más empleada para las terapias
con ancianos suele ser golden retriever.
Esta conocida raza goza de una gran
reputación, destacándose por ser una de las especies más indicadas para
realizar labores como lazarillo o perro de compañía. Los golden retriever
se caracterizan por tener un carácter afable, juguetón y despierto. Sus
afectuosos gestos conmueven y provocan una sonrisa, sentimientos que
son imprescindibles para la lucha contra la depresión.
La compañía de un perro puede estimular
el carácter social en ciertos pacientes, que se aíslan, en parte como
consecuencia de ciertas enfermedades degenerativas, o por daños en
ciertas zonas del cerebro asociadas con la conducta comunitaria. La
capacidad que poseen estas mascotas para rescatar a determinadas
personas de su retraimiento está comprobada, incluso se ha probado en
terapias para niños con autismo.
El pelo sedoso de los golden retriever
y su complexión fuerte y atlética, además de su disposición a dar y
recibir cariño, invita al abrazo y a la caricia. Esta manifestación de
afecto por parte de los humanos es sanadora, ya que estimula la
producción de endorfinas causando una sensación de notable bienestar.
Poner al cuidado de un adulto mayor a
una mascota les ayuda a sentirse útiles y demanda de ellos un sentido de
la responsabilidad que estimula su actividad social y física. Dar
pequeños paseos, alimentar a la mascota y jugar con ella pueden parecer
acciones sencillas, pero de un valor importantísimo en la tercera edad,
especialmente cuando el paciente padece alzheimer.
Los pacientes con alzheimer experimentan
una gran mejoría al cuidar de una mascota. Recordar su nombre, su
color, la hora del paseo y de la comida, frena el deterioro cognitivo
del anciano. Hay que tener presente que el perro debe estar previamente
entrenado para convivir con un adulto mayor, de este modo se evitan
accidentes. Es vital que la selección del perro que se desea utilizar
para terapia se haya elegido cuidadosamente, se haya socializado
correctamente con todo tipo de estímulos y personas desde el minuto
cero, y sea educado y guiado por un experto en terapias asistidas.
https://youtu.be/R6XNVlsb1D4
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